¡Esto empieza!

El día 29 de Marzo cogeréis el vuelo con destino al aeropuerto internacional de Colombo,  y como el reloj lo tendréis que adelantar 4 horas y media (sí, tienen media hora XD) nos encontraremos todos el día 30 de Marzo.

El día 30 de Marzo es un día de llegadas. No hay ninguna hora exacta para llegar, hoy solo se trata de empezar a conocernos y a crear memorias.

Hoy tenemos una cena de bienvenida preparada para que os empecéis a familiarizar con los diferentes platos y sabores de Sri Lanka. 

¡Hoy si que empieza la aventura!

Después de desayunar conoceremos a 2 miembros más de la familia:

Nuestra minivan privada y nuestro querido conductor local.

Nos vamos a visitar el Templo de Dambulla donde sus paredes cuentan historias de hace siglos.
Y podemos irnos a buscar Elefantes en libertad en nuestro safari privado en jeep: cientos de elefantes en libertad, barro, viento y vida salvaje.

Despertarse en Sigiriya es un sueño, pero más es alquilar unas bicicletas y pedalear entre  las ruinas en Polonnaruwa.

Y lo vamos a hacer

También subiremos a la Roca del León, la fortaleza más famosa de Sri Lanka: 1.200 escalones, murales, vistas infinitas. la postal más emblemática de Sri Lanka.

Por la noche, que aun queda energía, hemos incluido una caminata nocturna en la selva para intentar ver loris, diminutos primates nocturnos que casi nadie llega a encontrar.

y, cuando cae la noche, buscamos loris bajo la selva.
Un día de historia, esfuerzo y magia natural.

Despues de un buen desayuno, salimos hacia Kandy, la capital cultural del país.

Visitamos el Templo del Diente de Buda, patrimonio espiritual del budismo cingalés, y por la tarde asistimos a un espectáculo de danzas tradicionales con percusión y fuego.

Otra día más que se acaba  lleno de experiencias. 

¡Cambiamos de paisaje!

Por la mañana salimos rumbo a las impresionantes montañas del té. 

Paramos en Ambuluwawa, una torre blanca que parece flotar sobre el valle, y continuamos hacia Nuwara Eliya, el pequeño “Londres de Sri Lanka”.

Por la tarde, caminata entre bosques de té  plantaciones, aldeas escondidas y olor a lluvia.

Mires donde mires querrás fotos.

Subimos al tren panorámico que cruza las montañas desde Nuwara Eliya hasta Ella, pero lo haremos en los vagones donde va la gente local, es una manera de sentirnos parte del paisaje y de la cultura. 

Es lento, precioso, y probablemente el trayecto en tren más fotogénico del mundo.

Nos esperan unos días de belleza infinita.

Al día siguiente haremos el Trekking hasta Little Adam’s Peak, y visitaremos a Tea Factory artesanal con degustación y caminata entre cascadas.

aprovecharemos para visitar el famoso "Nine arch bridge" ( el puente de los 9 arcos)  y tendremos una clase de cocina con una  familia local a la que casi la  podemos llamar amigos. Aprenderemos a prepar currys, hoppers y sambols.

El tiempo libre que nos quede será para pasear por el pueblo,  tomar un café rico, o aprovechar para hacer algunas compras en las tiendas de artesanía.

¡Venga que ya toca playa!

Dejamos los paisajes icónicos y viajamos en nuestro bus privado hacia la costa sur.

Veremos aparecer  el mar entre palmeras.

Tenemos una misión en estos días: intentar ver como desovan la Tortugas en la arena en la madrugada. 
Nosotros somos muy cuidadosos a la hora de elegir cualquier tipo de experiencia con animales, por eso no hemos incluido esta experiencia con ninguna agencia. Preferimos intentar  encontrar esta maravilla de la naturaleza de manera orgánica y real. 

Durante estos días tendremos tiempo de visitar diferentes playas, relajarnos, probar el surf, divertirnos y conocer esta parte de la costa de Sri Lanka.

Comidas frente al mar, música local y charlas sin prisa. 
¿Como suena eso después de tantos días sin parar?

Después de los días de playa y surf, cambiamos la arena por adoquines.
El sur se despide con olor a pescado, especias y vida.
Ponemos rumbo a Galle, una ciudad que parece escrita a mano: casas coloniales, cafés escondidos y niños corriendo con pelotas de cricket.
Aquí no venimos a tachar lugares del mapa, venimos a sentir cómo vive la gente que lo habita.

Y entre todas las experiencias del viaje, hay una que deja huella: la ceremonia de máscaras tradicionales.
No es un taller para turistas, es un encuentro íntimo con monjes y guardianes del arte ritual.
Nos enseñan cómo, durante siglos, estas máscaras se usaban en danzas de sanación y ceremonias espirituales.
Cada trazo de pintura tiene un propósito.
Cada rostro tallado es una historia.
Estar ahí, frente a ellos, mientras nos comparten algo tan sagrado, es uno de esos momentos que no se pueden explicar del todo.
Solo se viven.

Tras Galle, subimos hacia Colombo, la capital, para los últimos días del viaje.
Pero tranquilos, que lo hacemos en nuestro estilo: un tour en tuk-tuk con guía local, recorriendo templos escondidos, mercados, arte callejero y rincones que no salen en las guías.
Es la Sri Lanka más urbana y caótica, sí, pero también la más humana y divertida.

Y para cerrar, la guinda del viaje:
la cena de despedida en Blue Orbit, el restaurante giratorio más alto del país.
Mientras la ciudad se mueve lentamente bajo nosotros, brindamos, nos reímos, entregamos los regalos del “amigo invisible viajero” y entendemos que lo que vivimos estos días no cabe en un álbum.

Tras el desayuno toca despedirse. 

Sri Lanka se queda adentro, en los olores, en las risas y en la forma en que ahora miramos el mundo.

Muchas gracias por compartir tu energía y tus ganas 🙂

Siempre decimos que esto es un hasta luego!